fresca,
del color del oxido
cuando los caníbales florecen.
Así la cruce en el jardín del insomnio
al mismo momento que una horda de miradas vacuas coronaba,
con la boca desdentada y el calzado sucio,
a su emperatriz obesa y morena.
Junte el amor en el extremo mas vibrante de mi oído,
salte hacía el conjunto de expectación sonora
...y morí.