Ríos de sangre mala se borraron en pocas horas.
Las cargas de los asnos se desinflaron
Como azulejos atravesados por pétalos de bruma.
En el día de la cascara del sol, atropellando la desesperación
Con abrazos de ciego, el loco deambulaba empapando sombras
Con la sal de sus festejos. Nunca se supo el color secreto
Del espejo que lo devoro.