ni descubrir algo de belleza en el perfume de una infamia.
Donde no entra mi cariño desorbitado
pululando por la ternura desastrosa de una laguna en francés
ya no vale la pena ver la luna ensangrentada
aunque abril se desmaya al aire libre.
Viajando en el estribo de un carrousel de oxido amarillo
donde el tallo no quema la verba de los planetas desinflados
un temblor de carne seca se deshoja entre los dedos de tu sexo entumecido
por la lagrima de un celo asesinado.