Los de la cuenta progresiva

El inquisidor apuñala por la espalda,

aún teniendo el visto bueno oficial.

La caída asegurada hace temblar sus hojas

como si el viento fuese un panegírico de dudas 

y la realidad, con un chasquido de sus dedos,

lo devuelva a la acrobacia. 

Conurbano mon amour

Ella es como los fantasmas deambulando por la nieve entrecana
o como la soledad de una esquina sin bichitos de luz.
Se esconde y sonríe detrás de un velo encantado
Con la mirada onírica puesta en un cerebro fruncido
se va estrellar ante las muelas de Dios.

Corredor ciego

Como si tuviera que demostrar la adolescencia de un agua viva
en el fondo de una copa de ajenjo
escarbo en la humedad del alma
en busca de una cuna de diamante.

Más allá de Tannhäuser
las pupilas implosionan en estelas de sal
El socorro inmutable de las estatuas sucumbe
ante la desesperación de los héroes.

Fuerza bruta

Callo, silbido,

y el espécimen de celo

que atormenta el vuelo nocturno de un dromedario esquizoide

no aconseja salir afuera.

En una esquina de pasto abundante

con bichos bolita de colores como sueños de opio,

se acalambra la luna de tanto jugar a la rayuela

Un pájaro feo se va por la zanja directo al río contaminado con los hermanos del viento

mientras en su silaba se ve la sombra de la liviandad.