Cosmogonía

Tu cuerpo se disuelve
en lúcidos torbellinos
que muestran la esencia de tu busqueda.
En un instante la muerte prefiguró
las líneas de tus manos
y temblaron al verte los espejos
del demiurgo. Estalló una figura
imaginaria
en el ojo profundo del universo.

La transmutación

Mejor te abandono ahora

Y no espero más la traslación ficticia

Del arcángel acurrucado entre

Sabanas muertas por la transmutación

Del dios en babosa elástica

Que no sangra y tiembla acosado por la memoria.

Ya nadie pide

Que le rindan culto al insomne

Que mendiguen sueño

Entre lilas multicolores

Y avasallen lágrimas de razas muertas

Pero si el infinito se deshace en un punto de tus pupilas

Es obligatorio para mí arrojarme al cielo. 

Lampara de onirismo nordico
belleza acumulada en el idioma
de las ninfas que naufragan.
Dios se pulverizo cuando
compusiste una oda para sus manos

Muerte y restitución fallida de Arné

Yo no soy el encargado
de restituir el culto a la diosa,
yo reconstruyo la telaraña
en que ella murió
con ademanes esquizoides
en la noche ajena.
Ella fue quien luneció partiendo
hacia el naufragio
en pétalos de poesía milenaria.

Pequeña pesadilla lunar

La boca descocida de la marioneta

me contempla desgarrando el orgullo

de la creación ronca.

Cae sobre el cielo una pesadilla

más moderna que el odio binario

con que afilamos las neuronas acéfalas.

Comienzo a creer

que la luz se asemeja

a la muerte de una galaxia

cuando se estrella en tu frente.

Tormenta y Mariposa

Afuera sopla la tormenta

levantando el odio y devastando

lo poco que tiene la luna para regar

con la nocturnidad de su belleza.

En mi refugio una mariposa se resguarda.

Me mira temblorosa desde la luz de la lámpara.

La acaricio muy suave, con miedo a dañar sus frágiles alas,

me agradece revoloteando maravillosa por la habitación

y en sus ojos, pequeños ojos de mariposa,

creo ver a Chuang-Tzu.