y
solo atine a volantear a ciegas entre el camino de alambre.
Con el camino desacelerado, ante el sulfuro penitente
de la lingua ignota,
sobre la cálida piedra de luz del plutocrata,
envenenada de genialidad, yace la ruina
de su templo arcaico.
" y yo vacilaba tras ellos como he estado haciendo toda mi vida mientras sigo a la gente que me interesa, porque la única gente que me interesa es la que está loca, la gente que está loca por vivir, loca por hablar, loca por salvarse, con ganas de todo al mismo tiempo, la gente que nunca bosteza ni habla de lugares comunes, sino que arde, arde, arde como fabulosos cohetes amarillos explotando igual que arañas entre las estrellas y entonces se ve estallar una luz azul y todo el mundo suelta un «¡Ahhh!».(Jack Kerouac)" [...]
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