partiendo en dirección equivocada
a la invocación de un totem torturado
con la cabeza gacha y los pantalones bajos,
se encuentra un dudoso paraíso
que se ofrece perfectible a las barrigas anchas
y a las muecas vacías de desprecio fingido.
El sol no es más claro por tu maña
ni por la sombra que tejiste entre tus cejas.
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