miércoles, 13 de noviembre de 2013

sueño del 6 de mayo

La noche era muy extraña, subía y bajaba por los péndulos de las estrellas y se roía en silencio sobre nuestros ojos. Balbuceando sin sabores ingresamos a una cabaña destruida repleta de pasadizos incondicionales que despuntaban las lágrimas de los arcángeles. Casi sin saber estábamos de vuelta en la calle. Amanecía. Ella tenía un cigarrillo de marihuana entre sus dedos. Sencilla, despeinada, fugaz. Entrelazo mi mano con la suya y me beso sonriendo.  

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